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Ana Gilabert

Espacios de intimidad en nuestro entorno urbano

Este Trabajo Final de Grado, bajo el título Espacios de intimidad en nuestro entorno urbano, propone una nueva mirada sobre nuestro entorno urbano contemporáneo, a través de una serie de fotografías documentales realizadas en formato de proyecto expositivo, que ponen de relieve las competencias adquiridas a lo largo del Grado en Bellas Artes. La nueva mirada presente en este trabajo tuvo su origen en un accidente, que me permitió una cierta sintonía los estados de dependencia que nos rodean que, a su vez, pasan inadvertidos.

 

Estas fotografías se ha realizado sin intervención por parte del fotógrafo en los escenarios captados, en sintonía con el llamado por Cartier-Bresson “instante decisivo”; método que llevaron a cabo otros fotógrafos como Walter Ballhause o Margaret Bourke-White, cuando reflejaron en sus fotografías la depresión de los años 30 en Alemania y en Estados Unidos respectivamente. A partir de la década de los 80 del siglo pasado, la fotografía artística se inclinó sobre los espacios re-creados por los fotógrafos que simulaban ser reales, manipulando también el aspecto de sus personajes. Sin embargo, el trabajo Espacios de intimidad en nuestro entorno urbano ha evolucionado desde la ficción como realidad a la propia realidad, presentada como si fuera ficción[1]. Consideramos, en consecuencia, que la historia del arte, y de la fotografía, no pueden reducirse a una evolución lineal, marcada sólo por las nuevas tecnologías. Por el contrario, hemos reconsiderado nuestro enfoque para abordar el problema de la representación de nuestro entorno a partir de “la evolución conceptual de la idea de realidad”, con independencia de los progresos tecnológicos, que han señalado algunos autores como A. Danto[2].

 

Actualmente algunos artistas como Paul Graham, en Inglaterra, o Luca Pagliari en Japón, están llamando la atención sobre el sinsentido que revelan sus protagonistas en el entorno cotidiano de nuestras ciudades, aplicando en sus fotografías el mismo procedimiento que Cartier-Bresson. Pero el extenso estudio de campo efectuado en el trabajo recala también en aquellos fotógrafos que tienen una resonancia con otros aspectos de este proyecto. Así, algunos artistas como Richard Avedon captaron la intimidad de sus retratados, como en el caso de la célebre fotografía Marilyn Monroe, Actress, New York City, de una gran carga sicológica.

 

Las  trece fotografías que configuran el proyecto expositivo Espacios de intimidad en nuestro entorno urbano han sido realizadas considerando los fundamentos de la teoría de la imagen para su composición, y los argumentos de la estética para analizar los efectos que se pretenden crear en el espectador de las mismas. Algunas fotografías establecen una relación directa con el visitante que da lugar a una interacción entre la obra y el espectador. Con ello se quiere llamar la atención sobre la soledad de los protagonistas fotografiados, pero este aislamiento les permite reencontrarse con su intimidad.

 

Si la serie comienza con fotografías que reflejan el aislamiento de personas adultas donde la soledad se observa de igual manera en varias clases sociales, concluye llamando la atención sobre algunas las cualidades de la infancia que se ponen en valor. Pero si las tendencias contemporáneas han abundado, por medio de los tratamientos digitales, sobre fotografías ficticias que simulan ser reales, en este trabajo se muestra la realidad tal cual de nuestro entorno. Por esta razón, su edición se ha llevado a cabo a través de formatos que reproducen el tamaño real de los fotografiados, para situar al espectador en el mismo espacio virtual en el que se encuentran los protagonistas de este proyecto expositivo.

 

 

 

 

[1] Sobre el juego entre la realidad y la ficción en la fotografía contemporánea, ver: BRAVO, Laura, “De la ficción como realidad a la realidad como ficción: un recorrido fotográfico desde los ochenta hasta hoy”, en RAMÍREZ, Juan Antonio y CARRILLO, Jesús, Tendencias del arte, arte de tendencias a principios del siglo XXI, Madrid, Ensayos de Arte Cátedra, (Primera edición) 2004, pp. 217-236.

 

[2] Danto, a través del concepto representación posthistórica, plantea un cambio de modelo donde la obra ya no es analizada como una evolución de las tecnologías de la ilusión, es decir, por su mayor o menor logro en la representación “especular” de la realidad, sino a partir de su evolución conceptual. DANTO, Artur, The disenfrachisement of art, Nueva York. Columbia University Press, 1986.

 

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